...CITADINO...
… Sucede algo raro, el pecho tiende ahogarse en las bocanadas de
humo sobre las horas pico entre 7 a 8:30 am, y de 18 a 20 pm en Santa Fe de Bogotá.
Es lo más parecido a darte un almuerzo toxico y una media tarde que te rompe la
panza ¡No sabe rico! Y sobre todo si es cada día durante los 72 años de vida
que la estadística nos propone a la raza humana. Es una locura no remediar
esto, no tener la crítica y la postura a erradicar el estilo de vida. No
discutimos las necesidades de sobrevivir, los sentimientos familiares, la falta
de alternativas a lo que sea diferente fuera del ojo de la tormenta de cemento y concreto, no
rechazamos lo diverso y paradisiaco del centralismo historial ¡claro que no!
Pero nos venimos dando un tiempo de “equilibristas” al medio ecológico, al uso
de energías alternativas, al origen del valor humanitario.
Hablar por hablar, empujar
para entrar, maldecir para desquitarse de los trajines de caminar por un
sendero trillado de más cuerpos de todas las edades, ¡eso no es vida! Además, que
la contaminación te invada en sus miles de formas, tampoco. Más que nada
estamos en el túnel sin salida, sin lámparas que traguen luz de claridad y
razonamiento, sin cascos que detengan los avances tecnológicos que llueven como
mangos en su época. El túnel al exterminio viviendo mal, insatisfecho, siendo
rutina del sistema impuesto. Solamente añorando un recuerdo alegre; aquel de
cuando fuimos niños y nuestro padre nos llevó al campo, a dormir en carpa, a la
nada misma para algunos, a compartir con los humildes, y así otras secuencias
sanas que solo nos sirven de media sonrisa pasada, de prestigios a la hora de
decir distancias de viaje y valores de trabajo dentro de la oficina blanca de 4
x 4 metros, sin aire fresco natural pero
si con el acondicionamiento electrodoméstico, y la corbata que nos ahoga la
buena presencia - ¿para quién? nos
preguntamos
Así todo, hay sangre roja y
constante que se moviliza en las células radiactivas para reflexionar seriamente
sobre los abusos que nos auto damos, también hay grafiteros, malabaristas de
semáforo, músicos callejeros, mujeres en
bicicleta, niños jugando canicas, montes de colores verdes con marrones,
atardeceres naranjas, flores sobre el asfalto y arcoíris encima de edificios. Esa
son simples expresiones de energías paralelas que nos sirven de lente para ver
la bella realidad de dar la mano, sonreír, pedir permiso, escuchar y creer que
existen nuevos rumbos en las brújulas sobrepobladas, así por lo menos escaparnos
los últimos años a morir tranquilos y conectados a la tierra.
Ahora admito que de no
terminar este ensayo me quedare atrapado en el noveno piso de la cárcel arquitectónico
donde armo una panorámica de cosas inusuales que están en el tablero de la mega
urbanización. No me animo a contarlas en letras ya que perdería el turno y la
partida de salvarme. Solamente cito a los seres citadinos a mover de forma mental y espiritual las piezas del
juego de este ciclo acabado.
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- MIRABAL.
Así es, mi querido amigo. ¡Quién supiera expresar la tamaña realidad por la poesía, como haces vos!. Convive la deshumanización con la sensibilidad, estos días, en las calles de Bogotá. Tu luna agarra una tonalidad que es metáfora de esa atmósfera que se vive allá.
ResponderEliminarSigue caminando. Si se para, la civilización le come.